martes, junio 19, 2007

Cuando, durante una exposición organizada en octubre de 2006, los visitantes del Museo de Arte Moderno de Cartagena descubrieron las fotografías sobre Veracruz de Manuel González de la Parra, varios de ellos permanecieron en la incertidumbre. Las escenas fotografiadas les parecían algo familiares, pero les era difícil ubicarlas en Cartagena. En el momento en que se habla de globalización y de estrechamiento del planeta, el Caribe nos muestra hasta qué punto estos fenómenos no son nuevos. Y seguramente no es por casualidad que Manuel González de la Parra decidió interesarse por la música y las fiestas: sus imágenes dan cuenta de esta proximidad en la distancia, de esta diversidad en la unidad, de este “mismo cambiante” para retomar la palabra de Paul Gilroy, autor del Black Atlantic. De hecho, el Caribe y, en particular, los grandes puertos del Caribe hispánico continental como Cartagena y Veracruz, participó en la misma historia: colonialismo europeo, puertas de entrada de los esclavos y nacimiento de una cultura afrocaribeña específica, lugares de intercambios comerciales y culturales, movilidad de las personas y las ideas. Al mismo tiempo, esta historia siguió caminos diferentes según los contextos locales y nacionales en los cuales se anclaron.

En el Caribe, las identidades se expresan a menudo a través de las apariencias, mezcla compleja de profundidad y superficialidad, entre ser y parecer. Solo hay que pensar, por ejemplo, en el significado de la manera de vestirse, el cuidado llevado al corte de cabello o en la multiplicidad de los términos que designan el color de la piel. El cuerpo se convierte así en una señal de pertenencia, y también de afirmación de la diferencia y circulación de las prácticas culturales.

Más que otros, la fotografía permite pues acercarse a estas identidades a flor de piel, que se dan a ver el tiempo de una representación, pública o privada, individual o colectiva. En este juego de miradas, Manuel González de la Parra sabe hacerse pasar por invisible – lo que no significa escondido – incluso cuando su cámara Hasselblad atrae irresistiblemente las miradas, y vuelve perfectamente normal su presencia en los lugares más distintos.

Elisabeth Cunin
Institut de Recherche pour le Développement

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